¡Hola! Estoy super feliz de verte aquí, en este blog, para que nos tomemos unos momentos, para pensar en lo que más nos importa: Tu Salud.
¿Te acuerdas de que hace poco definimos lo que es la Quiropráctica? Te expliqué que se trataba de una práctica manual enfocada en la corrección de “subluxaciones”. Quisiera insistir un poco más en esta idea de “práctica manual”. ¡De hecho, los dentistas o los cirujanos también usan sus manos! Sin embargo, lo que caracteriza a los quiroprácticos es que su arte es “non-invasivo”. Significa que intervenimos e interactuamos con el cuerpo sin invadirlo, que sea con herramientas o con medicamentos. En otras palabras, no interferimos con el sistema nervioso, sino que lo cuidamos y corregimos las obstrucciones a su óptimo funcionamiento.
Un buen ejemplo para entenderlo y considerar la importancia de la quiropráctica dentro de un plan de salud más general es el/la COVID-19. Mucho escuchamos y sabemos que no somos iguales frente al virus. ¿Entonces cuáles son las diferencias que existen entre la gente y hace que sea más o menos frágiles frente a un virus? Pues, lo que diferencia la medida en la cual nos afecta es nuestra capacidad para adaptarnos. El cuerpo humano es una formidable maquinaria que posee su propio sistema de defensa: el sistema inmunitario.
Si consideramos las medidas que todos adoptamos en el espacio público, nos damos cuenta de que tratamos de limitar la propagación del virus, más que todo para proteger a los más débiles. ¿Pero qué hacemos para fortalecer nuestro sistema inmune para que esté listo en caso de infección? ¿Cuidamos nuestra alimentación? ¿Dormimos lo suficiente? ¿Cuidamos nuestras interacciones sociales? ¿Practicamos una actividad física de forma regular? ¿Visitamos a nuestro quiropráctico para que restablezca todas las funciones de nuestro sistema nervioso, incluso las de nuestro sistema autoinmune?
Nosotros quiroprácticos confiamos en el organismo y su inteligencia innata. Confiamos en que el cuerpo posee todos los mecanismos para superar situaciones ansiógenas y combatir agentes patogénicos. Entonces creemos que primero, hay que confiar en él, en su adaptabilidad. En un según lugar, en casos muy específicos, podemos asistirle mediante medicamentos y como último recurso cirugía. Entonces es importantísimo tener en mente que cuanto más nos esforzamos para que nuestro cuerpo funcione a su mayor rendimiento… ¡Más lo hará con tal que confiemos en él!
No hay que esperar que surja el dolor para preocuparnos por nuestro cuerpo y tampoco hay que apoyarse sistemáticamente en medicamentos o intervenciones quirúrgicas. Los síntomas se pueden evitar si no dejemos que se acumulen las causas de las que resultan. La mejor forma de hacerlo es tomando decisiones acertadas para nuestro bienestar y priorizar el equilibrio dentro de nosotros, que contiene una inteligencia perfecta que merece el derecho de expresarse sin ninguna interferencia. En un próximo artículo, recopilaremos unas de las razones más notables por las cuales todos deberíamos recibir ajustes quiroprácticos.